6:45 de la mañana.
No me acordaba que hiciese tanto sueño a estas horas. También hace mucho frío.
7:15 El bus huye de mí, para variar.
8:00 Puerta del departamento. Gota-MANGA de sudor en la sien. Me quedo
mirando el manojo de llaves y me pregunto cuál de ellas era la que
abría.
No conozco a nadie. En estos dos meses ha entrado mucha gente nueva.
Me siento uno de ellos.
A diferencia de mi primer primer día, ya no me apetece conocer a nadie.
En cuanto a los conocidos, me cuesta decir a la primera algunos
nombres. Me preguntan por la rodilla. A todos les
adormezco con el mismo discurso.
Si la cosa se alarga, puedo llegar a repetir el típico comentario malo
hasta dos veces. Como las yayas.
-Como estás de la rodilla?
-Bien. Lo malo es que ahora tendré que pedirme la baja por depresión.
Mi caaaaasa, teleeefono. Uy, estoo ya te lo he dicho ya, no?
-Si hija- me contestan con una palmadita en la espalda.
Estoy tan aturdida que me he asustado con el pitido final del
lavavajillas. Lo he confundido con la magneto de rehabiliteixon.
Y así fue mi segundo primer día.
Espero que en mi segundo segundo día ya nadie se acuerde de mi rodilla.
Me aburre escucharme.
Mucho.
martes, 17 de enero de 2012
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3 comentarios:
Pero güeno, al menos ya va mejor el engranaje.
Que no es moco de pavo.
Buen año.
Eso habrá que preguntárselo a mis queridos amantes guisantes. Ayer fue la primera noche que no dormí con ellos, jeje.
Pero sí, la cosa va mejorando, a pasos acojeantes.
Buen año y gracias.
I los pobres guisantes, desconsolados volvieron al cajon polar. Por ceirto que me ha venido la imagen de Han Solo congelado en carbonita
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