martes, 21 de octubre de 2008

TRENEDADES

100 Km son demasiados para intentar contener tantas lágrimas....
Llegamos a la estación de Lorca, me despido de mi padre y me subo al tren. No llueve pero yo he regado toda la provincia de Murcia con mis ojos. Por fin sale el sol y después de proclamarme la mujer mas fuerte del vagón con la prueba de levantamiento de maletas (soy demasiado voluntariosa y ahora me duelen los brazos como si hubiera hecho una clase de body pump, sí, de esas que el body te hace pam!!), intento distraerme con las únicas dos opciones que me ofrecen: “...les recordamos que disponen de unos auriculares para la TV y radio...” Para empezar la TV estaba apagada, así que me ahorro el momento “bocadillo o galletas”. Apuesto por el otro 50% y sólo 1 de 4 canales funciona, bien! Peeeero de los dos auriculares sólo ¼ funcionaba! Es decir, sólo había sonido por el azul y dónde el 50% que no era música era un piiiiiiiiiii. Tengo hambre y me como medio bocadillo de jamón con medio zumito tropical (para no desentonar con el entorno, aunque yo ya era una chica de “a medias”). Me entra pipi y decido aventurarme hacia el lavabo tambaleándome por el pasillo. Uuuuyyy, ni en las noches más borrachas se ha movido tanto el retreteeee!! Por suerte he aprendido mucho después de tantos capítulos de spiderman y tantas pelis de yaki chan!! Y sisi, ni una gota! Salgo e intento esquivar el espejo, soy consciente de mi mal aspecto.
Vuelvo a mi asiento y conecto mi 0,25 de auricular. Se escuchan los Rollings. Segundos después sólo queda un piiiii que se hace más insoportable. Era porque habían encendido la TV; superpeliculón: “La pradera de las estrellas”. Qué coñazo! Por suerte sólo tenía que correr la cortinilla y disfrutar de la pantalla plana de 200 pulgadas con imagen en 3D!! Y con la ventaja de que no te asustas, las cosas no vienen hacia a ti, se van hacia la izquierda. La pena es no tener auriculares para poder escuchar la cursi despedida de dos enamorados o los adioses de los niños de un patio de parvulario que corren acelerados hacia las rejas agitando sus manitas para despedir al tren.
Paramos en Alicante y entra una chica sulfurada abanicándose con el billete.
-Este es mi sitio, me tiene que dejar la ventana que si no me pongo muy nerviosa.
-Sisi, ahora mismo mujer- le responde la bruja Maruja.
Tren parado, la chica aún de pie en su asiento, con su abaniqueo y decide gratuitamente presentar su monólogo:
-Aay, esque yo me pongo muy nerviosa saben, tengo “agorafobia”, y no puedo estar en espacios cerrados, con mucha gente y me cuesta viajar, de hecho me he ido muchas veces en tren como terapia y las chicas de la estación me han tenido que ayudar muchas veces y blablabla blabla blabla....
Entonces me traspasa tal taquicardia y tal mareo que decido colocar mi mano sobre la ventana y mi cabeza sobre la mano. (Y agora que eu faço?) Intento dormir. No es que no quiera ayudar a Teresa de 36 años de Guadalix de la Sierra (no olvidemos la coletilla: donde “Gran Hermano”; hay tantos datos que cualquier pasajero del tren podría hacerle la declaración de la renta 2008!!!) es que su problema no es subir la maleta en la estantería. Por suerte tiene ganas de ir al wc entonces es cuando la bruja Maruja, (madre de la mujer del asiento del otro lado del pasillo que está con su marido y que estaban delante mío) se acerca a su hija y le dice:
-Tiene miedo a viajar, se llama Teresa y tiene 36 años. Va a Valencia.
Tranquila señora nos hemos enterado todos, pensé. Pues vuelve al ataque y blablablá blablá blaaaaa....
Entonces para el tren y Teresa sofocada pregunta en voz alta, a TODOS y de uno en uno:
-Es Valencia? Es Valencia? Es Valencia?
Y todos: no No no no No nooo
Y yo: si si si...
Y pa disimular: este amor es taaan profuuundo, que tú eres muy consentida que lo sepa todo el muuundo (Carlos Vives).
Joder, a lo mejor la tía quiere que escribamos sus memorias por si le da un yuyu. Pero esa efusividad al contar las cosas y el exceso de alegría e interacción con el público, me hizo sospechar que RENFE la había contratado para animar al personal. Claro, la media de edad era de 65 años, contándome a mí.
Pasó otro rato y volvió al wc (o camerino?). Y la bruja Maruja volvió a acercarse a su hija y le dijo:
-Es huérfana la pobretica.
Y vueeelta perico...
El revisor pasaba en cada parada y en una de estas entró acompañado una señora megapija reclamando su asiento. En su lugar estaba un ecuatoriano pero con el mismo asiento en el billete. El matrimonio de al lado también decían tener el mismo número pero no hubo problema al estar libres los de al lado. Pero cómo no, todos miraban con recelo al pobre ecuatoriano y la pija la que más. Y mira por dónde el revisor descubre que el matrimonio del demonio tenían el billete para el día siguente!!! En fin, era sólo una anécdota más de mis 8 horas trenedianas...
Por fin llegamos a Valencia!!! Y por fin se bajó Teresa!!! Aún no entiendo por qué sólo YO me quede aplaudiendo. Si “agora” está afuera, jajaja.
En su lugar entra una adorable ancianita acompañada por una asistenta de RENFE. Se sienta, le da las gracias a la del chaleco lila, alarga sus brazos de abuela y le da dos besos de abuela. Vuelve a llover... Minutos después estaba deseando que tosiera para ofrecerle un caramelito y que alargara sus brazos de abuela y me diera dos besos de abuela...pero seguro que hacía yoga, estaba la mar de saludable.
Pronto volveré a trenear y no me importará soportar a 20 Teresas, ni a 20 brujas Marujas con tal de que cuando llegue al pueblo, mi abuela me alargue los brazos y me de dos besos.......

Gracias,
Niña Extrarradio.

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