EL VIAJE DE MI VIDA

Ayer subí al tren. Cuando llevaba 5 minutos mirando el paisaje me pregunté:
-Qué hago yo aquí? A dónde voy?
Miré a mi alrededor y había maletas que llevaban a personas. Recordé pues, que iba al aeropuerto a buscar a una amiga.
Pero parece ser que pestañeé demasiado lento y volví a resetear. Entonces empecé a pensar sobre un blanco rotundo:

Yo no necesito maletas. Cogeré un avión destino: destino. Allí me estará esperando alguien. Alguien que sin habernos visto sabrá que soy ELLA y yo sabré que es EL.
Sin decir una palabra nos cogeremos de la mano y caminaremos sin dejar de mirarnos. Por que nos amamos desde SIEMPRE.
Me llevará hasta mi casa, esa casa que ya conozco de tantas veces.

Y allí estarían TODOS:
Ballenas y barcos surcando las nubes.
Las palomas pirotécnicas sobrevolando el tejado y por qué no, incendiando algún pobre árbol.
La lluvia de personas en blanco y negro que al entrar en contacto con el suelo, recuperaban el color, si es que alguna vez lo tuvieron.
En la esquina la “Tienda de Golosinas de los Horrores” con su ardillita dando saltitos en el mostrador.
Y paseando por allí, aquel niño, disfrazado de ángel, con las tijeras ensangrentadas.
Alcantarillas que borbotean pulpos, peces y un submarino amarillo. Una bonita fuente marina.

El gato Fellini me está esperando en el jardín. Un jardín lleno de “P-lantas pelantus”, con melenas rubias, pelirrojas, lisas, rizadas...

Ya en mi casa, la melodía del piano de tela con las teclas de colores, me da la bienvenida.
Veo la vitrina con el rifle y al lado un pote de vidrio lleno de tapones de corcho.
Y al fondo a la derecha veo el lavabo privado, para el Hitler de medio metro. Le he traído una libreta. Me han dicho que le iban los poemas (ahora es cuando mi amigo Vladi diría que “el peor poema es que venga la poesía y te detenga”).

Y al caer la noche, sudaríamos las sábanas hasta caer exhaustos y dormidos, para soñar con...con el mundo real?
Su-supongo que, que ese es el precio que tendría que pagar...