viernes, 2 de septiembre de 2011

NO VER, OIR, CALLAR

Ha sido una noche movidita.
A las 3 de la mañana me han despertado unos sensuales gemidos que provenían del patio de luces.
“AAAAAH, MMMMM”
Ya me imaginaba a Lucy en su cama, retorciéndose entre su flamante camisón rojo, esperando la llegada de Nosferatu....hasta que un “DAME!, SI!, MÁS!” ha roto el hechizo.
Como no podía dormir, he ido al sofá a ponerme hielo en la rodilla y ver si por casualidad había algo en la tele.
Tuve mala suerte porque lo único que podía ver era para escuchar. Un directo de jazz-fusión con Raimundo Amador. Digo mala suerte porque tuve que quitarle el sonido, en la calle se escucharon voces.
Me asomé a la ventana.
La anciana rumana y el compadre que antes se habían gritado, ahora dormían plácidamente banco con banco y carro con carro.
Seguían las voces.
2 individuos estaban discutiendo, pero no conseguía verlos, a menos que subiera un poco la persiana, cosa impensable. Sí ví el coche de la Guardia Urbana que llegaba y se paraba.
Voces, golpes y ruido seco...un disparo?
La imaginación da para mucho.
Y al poco tiempo marchaba el coche.
Siguen las voces y alcanzo a oír:
“Te tengo dicho que cuando venga la policía.......”
Y di un paso atrás, hacia la oscuridad absoluta, huyendo de la tímida luz de la farola que entra en casa.
Sentí miedo.
Miedo, miedo de ser vista
Miedo de escuchar
Miedo de ver algo que no quiera.
Cotilla de pacotilla...
Espero que esto no sea un efecto secundario de la “INFILTRACIÓN” en la rodilla, nunca se me ha dado bien lo de ser ESPÍA.

2 comentarios:

Kim Attacks dijo...

Prueba un periódico con dos agujeros. A mí me da buen resultado!

Microalgo dijo...

Pero, ¿Dónde vive Usted, por Dios? ¿En el Bronx?