sábado, 3 de diciembre de 2011

(IM)PACIENTE HABITACIÓN 211 2ª FASE: VUELTA A LA INFANCIA?

Mi madre lleva días preparando mi cama, mis pijamas, mi regreso a la infancia.
Pero más que infancia parece una aceleración del tiempo y me he convertido en mi yo abuelil.
Pastillas, siestas, pijama, zapatillas, pelo asartenado, ducha en taburete, mi madre poniéndome los calcetines y, sentada secándome la barriga, no puedo evitar decir la frase de mi abuela “qué pena llegar a viejos”, y después toser para hacerlo más creíble.
Pipi, agua, pastillas, siestas y un desacompasado clac-clac apaga los ronquidos de la noche. Es un sonido vibrante entre goma y metal que parece que en cualquier momento se vaya a desmontar.
Ay, mi fiel compañera la muleta. Es como una fregona, la pongas donde la pongas se resbala y se cae. Pero ahí está, no huye.
Y comer, comer, comer y comer después de comer. Tengo la ligera sospecha que mi madre me está cebando para cocinarme en la noche de Navidad.
Aunque si sigo pinchándome en la barriga heparina de esa hasta entonces, su plan no será satisfactorio. Tengo la panza como un colador. Y la piel cada día se resiste más a ser atravesada, piel de elefante, valentía de ratón.
Me quejo una y otra vez de lo mismo. Me quejo de que me quejo. Pero los días pasan y no aprendo. Soy una mala enferma, soy la impaciente de la habitación 211.

3 comentarios:

Microalgo dijo...

Ánimo.

Pasará y quedará un nebuloso recuerdo.

Sugiero la lectura de La Montaña Mágica, de Mann. Entiendo (o sospecho) que la tesis del libraco ése es que el tiempo externo y el interno son diferentes y flexibles. Cuando pasan muchas cosas, el tiempo transcurre volando y luego su recuerdo se dilata. Cuando no pasa nada, las horas son interminables mientras se suceden, pero no dejan traza en nuestra memoria.

De pequeño, con tres años, yo estuve escayolado (una pierna, el tronco y los hombros) nueve meses, y sólo me quitaban la escayola para ponerme otra, cuando me apretaba demasiado porque hubiera crecido. No estuve así un año entero porque le juré al médico (y con tres o cuatro años que tenía, lo cumplí) que no iba a poner un pie en el suelo los tres últimos meses.

Vale que fue hace tanto y que yo era pequeño, pero de ese año me quedan escasísimos recuerdos, cuando de cosas anteriores sí que me acuerdo. Uno los borra. Así que tranquila.

Ya queda menos.

Un abrazote. Aproveche para leer.

Niña Extrarradio dijo...

Ostras, me ha dejado usted apenada. Con sólo 3 añitos...fue muy valiente y responsable. Muy mal lo tuvo que pasar.
Esto mío nunca le he dado más importancia de la que tiene. Fue una operación muy simple y la recuperación es de las más light comparada con la de ligamentos. Así que sólo necesito paciencia y trabajar duro y sobretodo no escuchar a la gente, sólo a mi pata.

Pues si que aprovecho para leer, pero son deberes de inglés, un rollo. Lo que más estoy haciendo es practicar con los lápices y los colores. Pero me lo apunto.

Gracias again!

dimitri shostakovich dijo...

Buena recomendación señor microalgo, yo le dajaria el libro a la señorita si no fuera que la última vez que se lo dejé a un convalesciente de largo recorrido el libro nunca volvió...

por cierto que la palabra de verificación de blogger es psyche, en que estaria pensando esta gente...