-Que me suba a la bici??!! Tú estás loca!!
A los dos segundos parecía que estaba grabando un capítulo de verano azul pero a cámara lenta. Mi cara de felicidad mirando por la ventana e imaginando que iba por el carril del río, no tenía precio. A 7 por hora, no esta nada mal y las ovejas del pastor me podrían acompañar todo el camino.
Por fin empiezo a sentir que tengo otra pierna. Y lo más importante, por fin dejo de andar perdida. En un día, la fisio, me ha devuelto ese rallito de luz que me faltaba: la confianza.
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