viernes, 5 de junio de 2009

EL DÍA DE LA MARMOTA

El mismo “Nothing Compares” sale de mi móvil.
El mismo estiramiento perezoso de mis extremidades.
El mismo pipi con el frío en los pies descalzos.
La misma ropa fusionada en mi piel.
El mismo tupper en mi bolso.
El mismo recogimiento de llaves y posterior portazo tembloroso.
El mismo bajar de escaleras.
El mismo entrar en la calle.
La misma maceta en la ventana.
El mismo “bon dia maca!” de la abuelita de al lado.
El mismo repartidor de periódicos.
El mismo ciclista mientras espero el semáforo.
El mismo sprint para coger el bus.
El mismo hueco de suelo entre asientos para (in)-sentarme.
El mismo padre con el simpático bebé en el carro (ya no tan bebé, lo he visto crecer).
El mismo trío de marujas rubia, morena y cobre que van a trabajar y quieren coger un 20minutos de debajo de mi culo.
El mismo descenso koala por la farola al salir del bus.
El mismo camino de piedras hacia la facultad
con la misma autopista de hormiguitas
pero NO con el mismo caracol aplastado. Se mueve. Y decido colocarlo de nuevo en el camino de tierra. No sé si le acabo de salvar la vida o de jodérsela.
Creo que para él acaba de empezar “La Hora de la Marmota”.

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