Tres años de clase para chocarme en el metro con una dulce pareja de chinillos y no saber explicarles cómo coger el bus para ir al aeropuerto.
La chica me regaló una naranja y el chico una mirada de "ya te vale, yo he visto unas escaleras mecánicas por allí".
Así que, si algún día marcho al extranjero y no vuelvo, es porque no he sabido entender cómo se llega al aeropuerto.
viernes, 28 de octubre de 2011
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