domingo, 30 de octubre de 2011

SE ME VA LA PINZA...

Ayer llegué tarde, odio llegar tarde!
La culpa la tuvieron unas pinzas, la cantidad y tipo de ropa y mi manía a la hora de tender.
Que si los calcetines emparejados uno al ladito del otro y mirando hacia el mismo lado, que si las toallas al fondo y las cositas pequeñas más cerca de mi ventana, que si compensar el peso utilizando ambas cuerdas (es de esas cuerdas de tender móviles, tira que te tira).
Por no hablar de mi especial manía con los colores. La toalla verde con las pinzas verdes, las braguitas rosas con las pinzas rosas y la prenda que no quiero perder, ya sea por cariño o por roñiño (que da vergüenza que lo vean de lo hecho polvo que está), cayendo al piso del vecino de abajo, éstas las agarro con pinzas de madera que sujeten al 99%.
También es imprescindible gastar TODAS las pinzas y dejar el cestito vacío.
Si es necesario pongo 3 pinzas en un tirachinas.
Sísí...estoy fatal.
Lo que podría ser 10 minutos se convierten en media hora.
Y lo más penoso es que luego al recogerlo va directo a los cajones, sin nisiquiera darle la vuelta a los calcetines, camisetas o bragas.
Se me va la pinza...cada vez más.
Cada vez más cerca de estar más lejos.

Y parece ser que mi sobri sigue los mismos pasos...
El solito las ha colocado...

1 comentario:

Microalgo dijo...

Yo también odio llegar tarde, aunque...

La vida del puntual es un infierno de soledades inmerecidas (Stefano Benni: El hombre puntual).

Y lo de las pinzas... tal vez debía ir a que se lo vieran, Dama Extrarradio.