lunes, 7 de septiembre de 2009

LAURITA

Entraron las dos con las manos cargadas con bolsas de la compra.
-Dónde está la niña?-me preguntaron mientras descargaban en la cocina.
Me incorporé y me encontraba gravemente aturdida, como si me acabase de levantar con resaca, pero no tenía sentido, era un día normal, y yo había estado allí toda la tarde, cuidando a Laurita.
-No sé, hemos estado juntas toda la tarde. Lo único que recuerdo es que la ví volando sobre una servilleta de papel blanca. Ah, sí, ahora lo recuerdo. Debió salir por la ventana o por el balcón. Finalmente lo conseguimos...-esto no pensaba decirlo en voz alta.
-Cómo que lo conseguimos!!?? Eres una irresponsable!! Una inconsciente!!! Te dejamos un rato con Laurita para que la cuides y que es lo que pasa?! Que coño has estado haciendo, has estado bebiendo o qué?
-No, no, yo no sé...estabamos jugando...no me acuerdo muy bien...pero te juro que no he bebido, no sé lo que me pasa, debe ser...el conj...
-Vete ahora mismo a la calle a buscarla y no regreses sin ella!!! Vete antes de que te...

Antes de salir miré por las ventanas y me asomé al balcón. Pero no había rastro de ella. Bajé tranquilamente las escaleras y ya en el parque, paseé y paseé, recorrí todo el barrio, pero sin ningún tipo de prisa, ni angustia, ni alarmismo, sin buscar nada, sólo me dediqué a pasear, como un día cualquiera. Y en un momento dado, me encontré con varias personas que la buscaban y les pedí colaboración. Saqué un papel de libreta a cuadros y gritamos al unísono 3 palabras repetidas y algo más que no recuerdo.

Una vez en casa, entré en el comedor y en ese preciso instante, un hombre con mono de trabajo gris, contratado supuestamente por mi familia para arreglar alguna avería doméstica, se dirige a una pared y arranca de cuajo el rodapiés. Para nuestra sorpresa, allí estaba, diminuta, con su vestido de rayas rojas y blancas, con esa risa floja, jugando con las hormiguitas.
Y yo, la misma indeseable que la había perdido, que había provocado una gran desgracia, era la misma que había conseguido que por primera vez, esa niña de ojos tristes, pasara los mejores momentos de su vida, volando sobre una superabsorbente Colhogar y jugando con las hormigas tras un polvoriento rodapiés.

No hay comentarios: