miércoles, 27 de abril de 2011

SER

Ayer, nada más salir por la puerta, noté que todo el mundo me miraba, miradas amables. Los niños, los ancianos, hombres y mujeres, el perro del vecino, las palomas mientras volaban....era algo inusual.
Me paré a inspeccionarme en busca de una respuesta. Una teta fuera habría sido un gran motivo pero si no hay escote ni tetas la probabilidad es mas bien nula. Que no eres Sabrina!
Pues la situación se repitió a lo largo del día. El autobusero, la panadera...hasta el guapo pescatero me miró por primera vez!
Después de un largo día, por fin vuelta a casa. Justo antes de salir de los Ferrocarriles, vi a una chica al lado de la máquina de hacer fotos. Se quedó absorta mirando el resultado. Como si quisiera encontrar algo dentro de ella. O como si estuviera esperando que le hablase su propia imagen.
Yo seguí y subí las escaleras, pero antes de salir a la calle, sentí un extraño impulso. Y en mi cabeza la idea de inmortalizar a la niña de hoy, esa que la gente había notado su presencia. Tenía curiosidad de ver lo que la gente veía.
Bajé, entré en la cabina, me senté. Mientras introducía las monedas, las minicortina aleteaba fuertemente anunciando la llegada de un tren.
Pero no me importaba, era un gran momento.
Botón verde aceptar. Por primera vez NO DUDÉ. No quise otra oportunidad.
Salí y a los 5 segundos aparecieron las fotos.
La saqué y la contemplé.
Sentí un repentino escalofrío.
NO era yo.
La gente veía a otra persona.
Sigo sin existir.

(Este no es el verdadero final. Por suerte me miré y encontré un brillo especial en mis ojos, una sonrisa de hiperfelicidad, unos pelos alocados...esa era yo, estoy aquí y existo)

1 comentario:

Kim Attacks dijo...

Cuando he leído SER, confieso que me he asustado pensando que iba a leer algo relacionado con las ondas herzianas... A veces, al explicar una historia, es preferible escoger la leyenda a la realidad. Sin embargo, en esta ocasión, me quedo con el final real, mucho más "especial", aunque no sabría decirte por qué.
Por cierto, que mi almoahada y yo hemos hecho un pacto de no agresión mutuo, al menos hasta que haga más calor.