martes, 20 de julio de 2010

MOMENTO DIARRERR

No volveré a tomar un mojito después de un coulant de chocolate
No volveré a tomar un mojito después de un coulant de chocolate
No volveré a tomar un mojito después de un coulant de chocolate
No volveré a tomar un mojito después de un coulant de chocolate
.....

De pie, iba contando las paradas que faltaban hasta mi casa, abanicándome a toda mecha e intentando concentrarme en ninguna cosa, no pensar, no hablar, no moverme, no dejar escapar ni el más insignificante de todos los posibles tipos de peo...no me podía pasar, no en el metro y no con vestidito corto, no, no, era imposible....
5, 4, 3, 2, 1...llegué a casa y la dinamita coulant explotó contra toda superfície blan(d)ca.
Cogí el Jueves para recrearme, ya que tenía para rato, y para mi sorpresa, la tira que me tocaba leer era de Baldomero y empezaba asín:
-PFF, estoy fatal, tengo dolor abdominal, DIARREAS, una hinchazón horrible aquí...
-Pues fíjate qué casualidad, Macario, precisamente esta semana he leído un artículo sobre eso y sí que hay una terapia: la escritura expresiva.

Qué fuerte! Yo iba leyendo y no me lo podía creer, qué casualidás!

Al día siguiente, en el trabajo, comenté la jugada a mis compañeros y compartieron conmigo sus momentos diarrerr. Uno entre dos coches justo antes de subir a casa y otro en la cola para la inscripción de un congreso, soltando lo que parecía una inocente ventosidad, que venía con regalito.

Pero la experiencia diarrerr explicada que nunca olvidaré es la siguiente:

Autocar dirección Almería...13 horas de viaje...chico con pantalón blanco Ibicenco, acompañado por una vecina. Vuelve a aparecer el actor Don Peo Sorpresa. Va corriendo al wc del autocar y descarga. Se deshace de los calzoncillos en una de las estaciones de carretera e intenta sobrevivir a las 12h que todavía restaban hasta la meta. La compañera de viaje no sospechó en ningún momento que el culpable de la peeeeeeeeeeeste a mieeeeeeeeerda que había en el autocar, era su compañero de al lado. Tuvo que ser muuuuuy duro, bueno, y muy blando a la vez.

Y en mi cabeza no para de sonar una canción:
Drogao y diarreao por las calles de Bilbao!

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