jueves, 18 de noviembre de 2010

AGUA, siempre agua.

Voy felizmente pedaleando con mi bicinGleta por un parque hasta que la tierra dejó de ser dura y me hundo hacia las profundidades del mar. Es como el Polo Norte pero en vez de hielo, es una capa poco gruesa de tierra, raíces y pieRdas.
Paso un mal rato porque la bici me arrastraba con ella y casi no logro separarme.
Después de conseguir costosamente subir a la superficie, apoyo el antebrazo en el borde de tierra que aún se mantiene firme. Miro hacia abajo y allí está la bici. A pesar de los muchos metros a los que se encuentra, puedo distinguirla perfectamente. El rojo y el blanco del cuadro, son más brillantes que nunca y hasta puedo leer el número de la placa. Bajo a por ella?...podré? Es muy hondo....
Mientras estos pensamientos me atormentan, veo a mi lado una chica que tiene medio cuerpo sumergido.
-tocas fondo?
-sí
Entonces me di cuenta que por donde estaba ella, apenas había medio metro. Vi sus pies descalzos dentro del agua apoyados sobre baldosas de color gris oscuro.
A todo esto, aparece mi hermana mirando al agua y preguntando “qué es eso”? No serán...? Y saca unas tijeritas pequeñas negras. Al parecer llevaba tiempo buscándolas.
Finalmente, me armo de valor y decido bajar a por la bici.
A medio camino tengo que darme la vuelta consciente de que conseguiría aguantar la respiración sólo para el trayecto de ida. Ya casi llegando arriba, siento la vital necesidad de respirar y!...no pasa nada. Puedo aspirar y no me entra agua. No lo entiendo y tampoco hago el esfuerzo por admitirlo. Simplemente me voy.
Quizás por torpeza emocional. Seguro que por torpeza emocional. Por torpeza emocional.

No hay comentarios: