Voy conduciendo. Sola. C-17. Un hombre mayor, de unos 60 años, está detrás del quitamiedos. Tiene algo en las manos y lo está mirando. Es un collar de perlas.
Aquí empieza a chispear la idea de una prostituta desaparecida. Unas gotas anuncian un posible encuentro. Unos rayos de pasión seguidos de unos truenos de celos.
Todo está borroso. Llora, llora arrepentido, arrepentido de no haberlo dejado todo por ella, como tantas veces le había prometido. Quizás ahora no estaría muerta.
Mira las perlas precipitándose entre sus dedos y recuerda aquel cuello al que adornaba.
Y lo besa, lo vuelve a besar, con los ojos y los puños cerrados. Maldiciendo el día en que cayó aquella tormenta.
viernes, 19 de noviembre de 2010
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2 comentarios:
qué bueno...
gotas, lluvia, rayos, truenos, tormenta...
muy bueno
Gracias!
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