domingo, 28 de noviembre de 2010

AGUA2

Todo empieza en lo que parece ser una tienda. Un colgador cargado de perchas con originales pantalones es el centro de nuestra atención (no describiré los pantalones porque tengo un par de amigas haciendo patronaje y tengo la esperanza de que algún día, toda la ropa que sueño, se haga realidad).
Pues después de mirar este, el otro y aquel, paso a otra sala, lo que supuestamente es el taller. Allí me estoy probando un vestido que me están haciendo a medida. Es precioso, pero noto un incómodo bulto a la altura del esternón. Meto la mano y aparece un zapato de tacón, negro y viejo.
Después de poner alfileres aquí y allá, la costurera Izaskun me dice que si quiero, puedo dar un paseo mientras acaba. Abrimos una puerta blanca de madera con cristales que da a un trozo de tierra y, en frente, un río. Mi padre, se acerca a la orilla del río para ver la tormenta que llega desde nuestra izquierda. Yo lo imito, como des de los 12 meses de vida. Pero cuando quiero volver atrás, tengo que dar un salto porque el terreno es arrastrado por la corriente. Asustada miro hacia mi padre y él, tranquilamente, se deja llevar. Pero no estaba solo. Empezaron a entrar hombres y jóvenes con uniforme. Metían las manos en el agua y sacaban peces a puñados, peces de todos los tamaños, peces grandes, pequeños, a mi padre, y peces de todos los colores, peces blancos, multicolores, color carne; y los iban lanzando a la orilla.
A esto que salen todos para ver el pez más grande que habían sacado. Era enorme, su cabeza me llegaba por la cintura. Le abrieron la boca para ver qué tenía dentro. Que boca más grande! Y tenía los dientes bien cuadraditos y bien colocaditos como los de un humano. Hasta tenía paletas!
Yo avisé al señor voluntario de meter el brazo, que no lo hiciera, pero nos aseguró que ya estaba muerto.
Zassss! Pez cierra boca y el hombre saca rápidamente el brazo.
Y la cámara de mis ojos enfoca y amplia la imagen de su muñeca iniciando el proceso de un breve desangrado. Aún no entiendo cómo había tenido tanta suerte de conservar la mano.
Y aquí acaba todo, otra vez, con el agua como protagonista.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y después, te levantaste para hacer pis...

Niña Extrarradio dijo...

Pero no antes de apuntarlo toooodo y hacer los correspondientes dibujicos en mi libretilla de debajo de la cama, que si no se pierde toooodo por el retrete.