viernes, 26 de septiembre de 2008

SENSACIÓN(es) DE VIVIR 10880 (1a parte...)

Bip....bip-bip....bip-bip-bip....bip-bip-bip-bip....”parar”. 6:45 AM. Sensibilidad cero. Subo persianas y abro ventanas para ofrecer una segunda libertad. Me dirijo al wc con el ojo derecho y la sinfonía de mis huesos.
No hay mucha diferencia entre la taza y una piedra. Estoy pensando en forrarla con el osito de peluche que tan poco servicio me hace.
Me lavo la cara. Sensación cero. Pero consigo abrir el ojo izquierdo. Entro en la cocina. “–Buenos dias mi niña!” Y nos damos un eterno abrazo como todas las mañanas. SENSITIVE ACTIVATED!!!! Nos ponemos el cohete en el culo y a correr!!
“-Saca el jamón dulce y el queso”. Ya está el bimbo con aceite y el papel de aluminio cortado. “-Qué te llevarás de postre?”. “-Ay, no sé mama...” “-Bueno, ya te apañarás...No te olvides de comprar pan cuando bajes que te he puesto lentejas en el tupper.” “-Vaaale”
“-Saca la leche”. Mientras mi madre prepara el café yo caliento la leche en el bol. Tengo la sensación que yo sólo llevo bombetas y que mi madre lleva los chupinazos porque mi velocidad es 100 veces menor que la suya. Parece como si todo lo que pasara a mi alrededor estuviera acelerado x10 mientras yo voy a cámara lenta. “-Chiquilla, esta mañana no te cunde! He preparado los bocadillos, el café, he sacado los cereales, el azúcar, las galletas, he tostado el pan, he guardado tu comida y la mía en la bolsa para llevar, he guardado el embutido en la nevera, ya tengo listo el café, y tú todavía no has calentado mi bol de leche?!”. “-4, 3, 2, 1...piiii-piiii-piiii, ves, ya está, no te sulfures...”
Una cucharada de colacao y un chorrito de miel. Tres series de tres lanzamientos de cereales y para finalizar, cojo el bol con las dos manos y acabo con el resto de leche solitaria y aburrida. Dejo el bol con agua y aprovecho para mojarme las 2 manos con agua fría, me encanta!, es cuando realmente me doy cuenta de lo calientes que las tenía.
Voy a mi cuarto y pienso en la ropa que me voy a poner. Mi madre está en el lavabo. Se ducha, se lava los dientes, se viste, se peina, se pinta y entra en mi cuarto para despedirse. Yo sigo pensando qué coño me voy a poner. Estoy por fugarme a un pueblo naturista, creo que sería la solución. Mi madre, se pone bizca al intentar evitar que los ojos se le desvíen de mi cara para no ver el desorden de mi cuarto. Lo consigue y me da un beso fugaz, lo justo para dejar su carmín en mi mejilla. Se va y escucho el golpe de la puerta de casa. Malas noticias. Eso significa que deben ser las 7:15 y yo todavía con el camisón de la comunión puesto!!!. Me pongo lo primero que pillo, me peino como puedo, me lavo los dientes, me enjuago la boca con oraldine (por culpa de esto tengo sensibilidad cero en la lengua, total, pa lo que la uso...), me coloco con un chute de agua marina por la nariz, me pongo colirio en los ojos, cremita en la cara, en las manos, brazos y, si quedan al descubierto, las piernas (todo este cuidamiento es reciente y exclusivamente debido a la inesperada aparición de “mi primera cana”, título de mi próxima entrega.)
Por último desodorante y nenuco. Preparo la mochila de la pisci, la bolsa del trabajo y la maletita tan mona de la comida. Salgo, cierro la puerta y pico el botón del ascensor, que es como abrir la carpeta de “cosas olvidadas”. Automáticamente “mieeerrda, las llaves del departamentooooo!!!” Vuelvo a abrir, todavía siento el temblor del portazo anterior. Corro por los pasillos con las tres mochilas dando bandazos a diestro y siniestro, sin ningún miramiento por mi padre y mi abuela que se quedan durmiendo plácidamente.
Consigo las llaves y vuelvo a salir. El ascensor ya no estaba. Por suerte o más bien desgracia, la vecina de más arriba lo había llamado. Tengo el olfato muy delicado y a esas horas de la mañana, recién desayunada....en fin, que abro la puerta, le doy los buenos dias desde afuera, cojo aire y siete pisos de apnea. Para concentrarme y para mi sorpresa, repito en mi mente: comprar el pan, comprar el pan, comprar el pan, comprar el pan....

Continuará....
Gracias,
Mary Gallegos

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